Quizás la
vida no te ha dado lo suficiente como para que puedas sentirte feliz.
Y tal vez
piensas que la vida te castiga por un motivo u otro…
pero no es así.
Tienes
que aprender a ser feliz
con lo que tienes y no tienes.
Mírate al
espejo,
pese a todo lo malo que te parezca
ver en ti mismo,
en tu rostro sí hay
belleza.
Esboza una sonrisa y mira
cómo se ponen tus ojitos de contentos…
Sólo
con una pequeña sonrisa,
incluso forzada,
notarás cómo cada parte de tu cuerpo
reacciona a la felicidad…
Y es que así es la vida:
si te sientes contento,
todo
tu cuerpo lo nota
y responde positiva mente
ante este sentimiento de felicidad.
Tu piel resplandece,
tus ojos se llenan de un brillo especial
que te llena de
ese “algo”
que a los demás les gusta y les hace voltear la mirada para verte…
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